miércoles, 30 de noviembre de 2011

la Kumari


En las faldas de los Himalayas, donde  se extiende el territorio nepalí, existe la antigua creencia de las diosas vivientes, se las llama Kumari.

Son elegidas por un proceso de selección muy riguroso a la edad de tres o cuatro años.

El color de sus ojos, la tonalidad de su voz, la forma de sus dientes y mantenerse impávidas cuando se las encierra en una habitación en penumbra, donde hay gritos desaforados de una diosa con cabeza de búfalo, son algunos de los requisitos para hacer de una niña inocente, una divinidad . 

Se supone que son la reencarnacion de la diosa Taleju, y la mas famosa kumari reside en Katmandú, en una casa palacio,en el centro de la ciudad, donde la instalan junto con su familia. Allí se la cuida y se la venera.

La kumari,esta alimentada con un régimen de comida ritual que se llama “pura”.

Solo una vez al año sale a la calle. Es la fiesta de Indra Jarta. Subida en un trono majestuoso para que sus pies no toquen la tierra. Vestida con un traje rojo bordado con  hilos de oro, una complicada y barroca corona se coloca sobre su cabecita, se la maquilla y se pone en su frente el tercer ojo, símbolo de sabiduría.

Miles de personas la contemplan y le piden sus favores al paso de esta procesión, donde la criatura permanece callada y seria.

La kumari no puede hacerse un solo rasguño, porque al mínimo derramamiento de sangre,la diosa abandona su cuerpo y la envían de nuevo a su casa, con lo cual a la primera menstruación se termina su reinado. Pasa de ser un diosa, a ser una chiquilla sin apenas preparación, sin el habito de relacionarse con otros niños, con el animo aburrido, y su cabeza confundida.

Respeto todas las culturas, pero esta tradición, me pone triste.



lunes, 28 de noviembre de 2011

vaya por Dios


Habrá sido culpa de los colores que brotan sin semilla. De el implacable sol que enciende la vida. De los cielos que llenan de cielo los días.
En cuestión de segundos, ha encontrado el descaro, y ha perdido la vergüenza. 


lunes, 21 de noviembre de 2011

la isla de los dioses


Una de las más de mil islas que forman el país de Indonesia.

Aquí se mezcla la alegría, la ingenuidad y el surrealismo, creando un ambiente colorista y sorprendente. Quizá no hay nada perfecto, pero si, todo es posible.

No hacen falta grandes cosas, para que sus habitantes pongan en marcha su imaginación y sus infinitas ganas de palpitar al son de la mejor música. Se entregan a ello con entusiasmo, sin disfrazar sus deseos, ni moderar sus excesos. El sentido del ridículo lo sustituyen  por el del respeto, pero el del respeto no lo sustituyen con nada.

Juegan  con todo lo que tienen a mano. Hacen su trabajo como si fuera un deporte que pone en forma su día. Sus comidas las comparten con las risa, sus ocios son siempre una fiesta, aunque se trate de comerse un helado con los amigos, o irse a pescar al rio mas cercano, peces que nunca pican el anzuelo.

 También del amor hacen un esparcimiento. Las parejas se visten y se perfuman, el uno para el otro, y su objetivo primordial, es ser feliz, si un día dejan de serlo, cambian de compañía, sin drama ni conflictos añadidos, sin perder la sonrisa ni la dignidad.

La muerte es tan natural como la vida, la visten con flores y oropeles. Sus ceremonias  funerarias, son de todo, menos siniestras. Despiden  al ser querido con un adiós dulce, y la promesa  de un encuentro, que volverá a unir sus memorias, para seguir poniendo luces de colores en los arboles del cielo, collares de  caracolas que adornen la eternidad, y esparcir pastelillos de sésamo  sobre la nube mas cercana.

Adoran a los niños, porque tienen alma de niño, y a los mayores, porque valoran la sabiduría de quien ya ha superado la prueba de vivir.

Hoy ha visto a un hombre que llevaba en su bicicleta cientos de pollitos de colores radiantes.

 Era como un arcoíris encerrado en una jaula.


domingo, 13 de noviembre de 2011

con-fusión

Hoy se ha parado a pensar, en lo cerca que están los sentimientos del amor y de la amistad.

Dicen que el amor es la pasión donde se arrebatan los sexos. Que la exclusividad y la posesión, van implícitos en él. Nos emociona, nos trastorna, y también nos hace únicos.

La amistad, eso afirman, es un afecto puro, libre, desinteresado y sereno. Que los fondos de una amistad, deben ser a fondo perdido.

Pero que sería del amor que no tuviera la complicidad como aliada inseparable? Que la serenidad no lo mantuviera atado a la tierra, cuando los vendavales del erotismo, vapulearan sus ramas hasta quebrarlas? Que la pureza no nos rescatara de ese éxtasis transitorio e imprudente?.

Que sería de la amistad sin los gestos de amor? También el sosiego necesita sus dosis de arrebato, para que los laureles no sean su lecho vitalicio. Hay que sazonar ese sentir, con gotas de egoísmo y reclamo, solo así se mantiene vivo y palpitante.

Unidos, son como cañas de bambú, sólidos y flexibles.


domingo, 6 de noviembre de 2011

entre tules

No siempre es así, pero hay días que necesita rodearse de belleza. Ya sea una belleza absoluta o un producto de su mente.

Encerrarse eterna y definitiva, en una burbuja de armonía, donde todo es grácil, radiante y placentero.

Abandonarse en una hermosura abierta de par en par. Que sus ojos resbalen por los perfiles de una palabra, de una seda, de una piel.

Una luz que la invada y la inunde, haciendo naufragar todas las tintas oscuras, en ese resplandor que nace a la vez que declina.

No siempre es así. Hoy se deja envolver por el aroma de la vida.


martes, 1 de noviembre de 2011

infinito arte

Hay artistas buenos, los hay buenísimos, incluso excepcionales.

Unos poseen una voz maravillosa, un dominio escénico apabullante, un ritmo y un tempo dignos de admiración, son virtuosos en sus gestos y los públicos se rinden a su talento.

Después hay alguno, pocos, muy pocos, que además de poseer todas esas cualidades indispensables para el triunfo, tienen valores añadidos.

El arte se encarna en ellos, los poseen, y todo lo que irradian esta impregnado de esa genialidad. Un solo ademán provoca un estremecimiento. Una nota de su garganta, es capaz de penetrar en cada poro de la piel que la escucha. Una mirada de esos seres privilegiados, puede crear paisajes indescriptibles, donde cada espectador encuentra su propio paraíso.

La pasión por su trabajo es tan rotunda, que las vibraciones se propagan, llenando de latidos la inmensidad de un teatro. La fuerza que emiten, mueve montañas de emociones, incapaces de controlarse ante semejante energía.

Son seres únicos, que crean sensaciones hilvanadas, ternura, delirio, entusiasmo. Cuando uno tiene el placer de tenerlos y de sentirlos, se considera afortunado y feliz.

Ella le deja siempre una rosa sobre el escenario, él le deja una primavera entera en su corazón.