Hoy ha regresado a su pequeña casa. La puerta se abre sola y silenciosa. Ella entra de puntillas.
No hay nadie?, no, no hay nadie.
El tiempo aleja, y la lejanía crea destiempos.
Apenas un murmullo, y se despierta la esperanza. esa esperanza que se resiste a perder.
Volverán esas almas que un día habitaron con ella?.
Recuesta la cabeza sobre el teclado. Entorna los ojos, alarga la mano y acaricia ese tutú rojo, que permanece imperturbable e intacto dentro del cristal de su pantalla.
Es tiempo de volver, se dice. Tiempo de brotar y florecer.
Llega repleta de vida vivida. Ha estado abrazada a ella, respirando ese milagro, que por pequeño que sea, hace renacer, con más serenidad que júbilo, la ilusión de sentir.
Sus pasos rescatan la entereza, y entona un tango, como quien invoca una oración.
Bajo el burlón mirar de las estrellas
Que con indiferencia hoy me ven volver...