ciclón, bendito ciclón

Por un día, cansadas de derramarse, se han ido las lluvias. 

En su lugar han dejado un vendaval. Un tromba de aire, que despliega toda su fuerza, todo su ímpetu,  como si amara por primera vez.

Ese huracán que arranca de raíz, arboles y penas. Puertas y recuerdos. Tejados y desamparos.

Paisajes arrasados, y mentes  desmanteladas, donde los vestigios son pocos y difuminados.

Habrá que esperar a que amainen los vientos, y volver a construir, nuestras  casas, nuestros paisajes, y nuestra vida.

A prueba de temporales.

hibernar

Ella sabe que sus cosas de dentro no van bien, por bien que puedan parecer las cosas de afuera.

No es que lo sepa, es que lo siente, lo cual es mucho más cierto.

Quiere ser como esos animales que duermen en invierno. Quiere despertar, cuando en sus campos, el  verde brille, hasta deslumbrarla.

Hasta cegarla

sinfonía imprevista

A veces la vida es oportuna, sabe donde y cuando enviarte el milagro. No suele ser cuando lo pides o lo buscas. Lo hace arbitrariamente, sin consultarte ,sin ni quiera indagar si es tu momento para recibir con los brazos abiertos el asombro .

Así es como llegan los prodigios. Estas encerrado en una crisálida, viviendo y respirando el mismo aire, y de repente, se produce un vendaval, un torbellino de sensaciones, que van más allá de lo esperado.

Eso puede terminar pronto, o perdurar, pero renunciar a vivirlo, es casi un pecado. Un desagradecimiento que no nos podemos permitir, porque la fascinación es un valor escaso, y hay que pillarla al vuelo, como se pillan los sueños.

No hay edades, no hay días, solo hay tiempos. Tiempos para amar y desamar, para descubrir, para estremecerse ante una palabra o una música.

Tiempos para coincidir.